Sus asombrosas formas y las direcciones que toman se deben a una mera cuestión de diseño de los cartuchos y de cómo se organiza en su interior la pólvora y el resto de sustancias.
Cuando la mecha alcanza la pólvora del cartucho, estallan los metales oxidantes hacia fuera creando los fuegos artificiales.
Después, para que este llegue al cielo, son necesarios unos tubos propulsores conocidos como morteros.
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